Bebés de alta demanda

Poco importa si un bebé cumple o no con todas «las características» de un “bebé de alta demanda”. Lo importante es saber que existen bebés así de demandantes, que necesitan mucho cariño, afecto y tiempo, que lo exigen, que son normales, y que no son así por culpa de ellos, como suele decir la gente.

¡Necesito ayuda!

Origen del término "alta demanda"

El pediatra William Sears (The Baby Book, 2013), empezó a emplear el término “bebé de alta demanda” al observar que su cuarta hija no se comportaba como el resto de sus hermanos. Este bebé era diferente en ciertos aspectos como por ejemplo que era mucho más activo, tenía que estar siempre pegada a mamá, en cuanto se la dejaba sola lloraba y tenía que estar al pecho constantemente.

Al contrario de lo que suelen decir, observaron que cuando intentaban dejarla llorar para ver si tras un rato se calmaba sola, resultó que esto lejos de calmarla, no hacía más que ponerla más nerviosa y agudizar su llanto. 

Qué es y que no es alta demanda

Actualmente, el término “bebé de alta demanda” es cada vez más popular y por suerte es una expresión para referirnos a bebés totalmente normales, sin ninguna patología. Por supuesto, una vez que se han descartado otras posibles causas de su comportamiento como podrían ser enfermedades, intolerancias alimenticias o dolores de cualquier tipo.

Esta etiqueta es útil, sobre todo, para los padres. Los que tienen un bebé de alta demanda no suelen decir que su bebé es así porque la gente no sabe qué quiere decir el término y tiende a pensar que tiene alguna enfermedad o problema psicológico.

Puede ser que en muchos casos unos padres crean que su bebé es de alta demanda porque esperaban un bebé mucho más tranquilo, y la realidad difiera mucho de la fantasía.

La etiqueta alta demanda, ¿ayuda?

Sí, ayuda.Porque nos sentimos desbordados, cuestionados, o incluso culpables de que nuestro hijo no duerma de un tirón, de que nos pida pecho cada poco tiempo, o de que necesite nuestra atención constante.  Porque parece que estamos haciendo algo mal, o que los tenemos consentidos o malcriados. Entender que cada niño es un mundo, que tienen personalidades diferentes y necesidades diferentes, ayuda. Un bebé con un temperamento más dócil, no va a exigir lo mismo de nosotros. Uno de alta demanda, sí.

Cómo saber si mi hijo es de alta demanda

La respuesta suele ser simple: si dudas, lo más probable es que tu bebé no sea uno de ellos. Si, por contra, te sientes totalmente identificado con el término, puede ayudarte saber que hay más bebés como el tuyo, que es un bebé normal, a pesar de que te tenga agotad@  y que es así porque es así, y no porque  hayas hecho algo mal. A continuación te ponemos las características más relevantes de los bebés de alta demanda.

Características

Hipersensibilidad

Se sobresaltan fácilmente con los ruidos, les molesta cuando pierden el control del entorno y no soportan tener «un guisante bajo el colchón». Reaccionan de manera exagerada a malestares físicos y emocionales, y lloran a la mínima molestia.

Contacto continuo

Buscan brazos a todas horas, requieren constantes tomas de leche, exigen contacto por la noche, piden porteo… Con bebés de alta demanda este es el día a día, es como si no supieran vivir sin el cuerpo de su madre, su olor y su movimiento

No se calman solos

Es cierto que casi ningún bebé sabe calmarse solo, pero a menudo son capaces de quedarse dormidos estando tranquilos, o dejan de llorar por sí mismos si tardamos un poco en acudir por la razón que sea. Los bebés de alta demanda no lo hacen.

Intensidad

Los bebés de alta demanda ponen energía en todo lo que hacen, son abrumadores al llorar, al comer, al reír, al protestar. Parecen siempre tensos, siempre necesitando un poco más de nosotros. Es como si no pudieran relajarse.

Petición continua de alimento

Para ellos, comer no es solo recibir alimento. La succión les calma y tranquiliza y por eso comen de manera frecuente, incluso por las noches, cuando pueden llegar a hacer tantas tomas que las madres llegan a decir que «¡Esta noche no se ha separado ni un momento!».

Frecuentes despertares

Se despiertan a menudo, tienen un sueño ligero, y no suelen aceptar el sueño en soledad, en ningún momento del día. Las siestas las hacen en brazos o en portabebé y por las noches necesitan contacto casi continuo, con múltiples despertares cada noche.

Constante insatisfacción

Parecen no estar contentos con lo que tienen. Los padres acaban preguntándose  , ¿y ahora qué?. Cuando enuentran las respuestas  aparecen otras preguntas y las soluciones ya no sirven. Los padres se sienten títeres de sus hijos, y esto genera dudas y confusión.

Necesidad de estar en movimiento

Son niños con una mente siempre atenta e inquieta, como pidiendo estímulos continuamente… esos bebés que tienen que estar en brazos, y con mamá o papá moviéndose, para que así estén recibiendo constantemente información del exterior.

Alta exigencia: absorbentes

Demandan contacto, cariño, juego, brazos, y cuando ya parece que lo tienen todo, vuelven a la carga a pedir un poco más; y luego un poco más; y para acabar, un poco más. Cuando consideran que necesitan algo, lo piden para ayer. Son urgentes, no aceptan la negación y no suelen aceptar alternativa. Los padres suelen decir que tienen la sensación de «no llegar nunca a tiempo».

Hipersensibilidad a la separación

No aceptan a otros cuidadores, y a menudo ni siquiera aceptan al padre. Las madres y padres suelen explicar que es como si vivieran un periodo de angustia de separación inacabable, incluso cuando ya gatean y caminan, en que difícilmente consienten estar sin la presencia continua de su cuidador principal, habitualmente la madre.

CONSEJOS PARA BEBÉS DE ALTA DEMANDA

Cubre sus necesidades.

Estos bebés, como el resto, necesitan tener sus necesidades afectivas cubiertas con cariño, necesitan contacto físico, atención y compañía. Pensemos que si nos demanda atención es porque la necesita. Dedicarle tiempo y atender a sus demandas es lo que más le calmará y ayudará a poder hacerlo solo muy poco a poco.

No intentes cambiar su temperamento

No funcionará y os agotará tanto a ti como al bebé. Hay que centrarse en lograr una relación con el bebé buena y afectuosa.

Mantén la calma ante sus desafíos o rabietas.

No será fácil, a menudos tendrás que buscar espacios para respirar un poco y que alguien te cubra aunque sea unos minutos.

Refuerza su buen comportamiento

Utiliza frases amables, con tono de voz amigable y gestos y mirada cariñosa sobre todo cuando está calmado, sonriente y de buen humor.

Sé cuidadoso con el lenguaje verbal y no verbal ya que son muy sensibles.

No le comparares con otros bebés ni otros niños o hermanos, acéptalo tal y como es.

Stop castigo físico

Por supuesto nunca recurras al castigo físico, así sólo reforzaríamos su conducta negativa y afloraría su rebeldía. Si te ves desbordado o sientes que no puedes con esta situación, hay que buscar ayuda profesional.

Ana Borja Royo

Psicóloga infanto-juvenil

 

 

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