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Celos en la pareja

Los celos son una emoción normal en el ser humano. Aparecen cuando se ama a una persona y, por el motivo que sea, se percibe que la relación con esa persona está en peligro.

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¿Qué son los celos?

Ansiedad, malestar, pensamientos que se nos meten en la cabeza, enfado o baja autoestima… son emociones que suelen acompañar a los celos. Los celos son una emoción negativa como cualquier otra. Las emociones negativas son, simplemente, emociones incómodas, pero no son emociones dañinas ni indeseables en sí. Esta emoción de celos, bien encauzada, como nos enseñará una terapia de pareja, puede generar la energía necesaria como para poner toda la carne en el asador y darnos cuenta de lo que falla en la pareja. Apreciar a la persona que está con nosotros y desear no perderla es una postura de lo más razonable. Esta postura nos ayudará y motivará a llevarnos bien con ella, a cuidarla, a resolver las diferencias y a hablar las cosas.

 

Los celos como emociones en la edad adulta

En la edad adulta, los celos siguen siendo emociones. Ocurren con cierta frecuencia en la pareja, sin representar mayor problema. Los celos pasajeros cuando se siente una competencia real o imaginaria, ante el amor de una persona que quieres, son normales. Seguramente, en un momento u otro, en una medida u otra, todos los hemos sentido alguna vez: la fantástica nueva compañera de trabajo de tu marido; el apabullante padre del grupo de running de tu mujer. Una punzada de celos significa una alerta pasajera, una llamada de atención para valorar el estado de tu pareja, su solidez, el análisis de lo que verdaderamente os une, de lo que habéis construido juntos, de vuestra historia. Esa punzada desaparece cuando racionalizas que lo que compartís es mucho más que una fachada física de cartón piedra, o cuando detectas que tal vez hayas descuidado aspectos en tu relación que merecen la pena retomarse y te pones a trabajar en ellos.

La universalidad de los celos

Estas emociones son, pues, normales, suponen una ventaja evolutiva, porque aumentan la probabilidad de estabilidad de una pareja, favoreciendo un ambiente sano y estable de crianza para los hijos. Son transculturales, constituyendo una emoción humana de gran profundidad. Además de transculturales, son frecuentes en lo que los psicólogos llamamos población general.

¿Cuándo acudir a terapia de pareja?

Pero hay ocasiones en que esta emoción, como cualquier otra, se nos va de las manos y, en lugar de ayudarnos a resolver el problema, genera problemas añadidos, daña a otras personas y nos daña a nosotros mismos, provocando pensamiento y conductas obsesivas que, lejos de mejorar la pareja, acaban por erosionarla. Cuando el miedo a perder a la otra persona o a que disfrute de amigos y actividades que nos seamos nosotros se vuelve grande, estamos ante un problema. Si coartamos la libertad de nuestra pareja, le inducimos culpa o le controlamos, la relación sufrirá y se deteriorará. Un psicólogo, mediante la terapia de pareja, nos puede ayudar a mantener nuestra ansiedad dentro de lo razonable y a trabajar en mejorar nuestra relación de pareja y autoestima en lugar de controlar a nuestro compañero/a.

Celos patológicos

Pero los celos también pueden aparecer de forma patológica, siendo denominados por los psicólogos celos obsesivos o celos patológicos. Podría decirse que los celos patológicos se acercan bastante a lo que sería un trastorno obsesivo-compulsivo, aunque de una naturaleza particular: lo que la persona que los padece quiere comprobar o reasegurar es la fidelidad y el amor de su pareja. Como el trastorno obsesivo- compulsivo, según sabemos los psicólogos, es un trastorno de ansiedad, los celos, por lo tanto, tienen como principal componente sensaciones de ansiedad, tanto somáticas (palpitaciones, sensación de intranquilidad, sudoración), como cognitivas (pensamientos o imágenes intrusivos sobre lo que puede estar pasando) y conductual (urgencia a comprobar si nuestro miedo es fundado o no, e incluso agresividad).

Para que los celos sean considerados patológicos han de cumplir una serie de condiciones: que haya pensamientos obsesivos y conductas de comprobación continuas durante un largo periodo de tiempo, que no se deban a problemas médicos como trastornos orgánicos, dependencias como alcoholismo o trastornos psicóticos, que haya mucho sufrimiento personal, que la reacciones sean irracionales y excesivas, que haya sensación de pérdida de  control y que interfiera seriamente en algún área de la vida de la persona.

Celos psicóticos

Cuando los celos toman un cariz psicótico, se vuelven más delirantes, en la esquizofrenia, por ejemplo, o durante una intoxicación psicótica debido a alcohol u otra droga, también así en alteraciones cerebrales de origen orgánico. En este caso, la supuesta infidelidad, a pesar de no tener ninguna base sobre la que sustentarse, es tomada como incuestionable por parte de quien los padece de modo que, aunque se muestren pruebas lógicas de su imposibilidad la creencia no podrá ser derrumbada, porque la persona que los padece carece totalmente de autocrítica.

EL papel de las tranquilizaciones en los celos

La búsqueda de tranquilización, es decir, la realización de rituales, es una fuente de problema en este trastorno, al igual que el cualquier otro trastorno obsesivo compulsivo.

Cada vez que registramos una cartera y no encontramos nada comprometedor, o revisamos las redes sociales sin encontrar nada que temer, o buscamos olores en una camisa o preguntamos (más bien interrogamos) a nuestra pareja, obtenemos, corta e imperceptiblemente, una brevísima reducción de la ansiedad que, pasados segundos, minutos u horas según el caso, desaparece, resurgiendo de nuevo la duda. Pues bien, hemos de saber que esas conductas agravan cada vez más nuestros celos pues fortalecen la espiral obsesiva.

Problemas asociados a los celos

Es relativamente frecuente experimentar ansiedad cuando se tiene un problema de celos obsesivos, así como baja autoestima o problemas de asertividad. Los problemas en la relación de pareja también suelen estar presentes. Es más frecuente que padezcan celos las personas con personalidades más inseguras y con autoestimas más bajas, también personas que se han mostrado dependientes en las parejas. Otro tipo de causa que puede darse es haber experimentado una infidelidad previa, haberse sentido humillado o haber vivido situaciones traumáticas en la vida sentimental.

Superar los celos patológicos

Afortunadamente existen tratamientos psicológicos para tratar este problema, siempre previa evaluación de la realidad de esa pareja, de cómo se han generado y evolucionado los celos. También de cómo se están manteniendo.

Básicamente los psicólogos utilizan técnicas cognitivas que ayudan a la persona a analizar de modo racional las pruebas, probabilidades, utilidad, etc…. de los pensamientos que está defendiendo. Siempre han de utilizarse técnicas conductuales de exposición en vivo, para que determinadas partes de nuestro cerebro dejen de mostrar esa reactividad emocional. A partir de ahí, hay un sinfín de utilidades que los psicólogos añaden según cada caso: relajación, mindfulness, control de la ira, entrenamiento en asertividad, mejora de la comunicación en la relación de pareja y de la sensación de confort al convivir.

 

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