PSICOLOGIA INFANTIL
13 noviembre 2017


Vas a tener un hermanito,

¡qué buena noticia!… ¿o no?

Los psicólogos sabemos algunas de las cosas que estresan a los seres humanos. La primera de esas cosas son los cambios. La segunda de esas cosas son las amenazas.

¿Puede que un niño pequeño perciba la llegada de un hermano como un cambio amenazante?

Lógicamente sí. Por supuesto, podemos ayudarle a remodelar su percepción para que su mundo interno se abra a la llegada de este nuevo ser que tanto va a aportar en su vida. Sólo hay que saber cómo hacerlo y cuáles son los fallos más comunes de los padres ante los celos entre hermanos.


No sólo tu mundo adulto se vuelve del revés

Los que ya sois padres sabéis lo que supone el nacimiento de un hijo: llantos que no cesan en ocasiones pese a ser amorosamente atendidos, horas intempestivas de tomar pecho o darle un biberón, cambios interminables de pañales, montones de ropa para lavar (suya y vuestra), invasión logística de cunas, sonajeros, mochilas portabebés, parquecitos… La lista no tiene fin.

Seguro que, al leerlo, os ha entrado estrés. A nosotras, como psicólogas que también hemos sido madres, nos ha entrado un poco de ansiedad al recordarlo. Bien, a vuestro primer hijo también.

Algo ha cambiado y, en su mente de mamífero, porque lo es, los cambios implican la puesta en marcha de sistemas cerebrales de alerta ante lo que ese cambio desconocido pueda significar, estos cambios cerebrales y cómo la familia reaccione ante ellos puede generar celos entre hermanos,

Ahora no puedo, cariño

Da igual que le digas cariño, amor, precioso… tu hijo ha venido a buscarte parar jugar, para que mires cómo hace una torre, para que le leas un cuento… y se encuentra con algo nuevo: NO, ahora hay alguien primero que tú. Esto, supone una amenaza en toda regla, la amenaza del puesto que ocupaba en un sistema familiar que le sostiene, que necesita, que ama, sin el que no puede vivir. De nuevo, como mamífero, este cambio se ha convertido en un cambio amenazante.

Los celos mal vistos

Si entiendes que la reacciones que puede tener tu hijo a partir de ese momento son de ansiedad, de expectativa en alerta, de comprobación de si aún es importante para ti… te será más fácil atenderle correctamente y evitar que se desarrollen celos excesivos que puedan hacer pasárselo mal. Pero si ya se entrada para ti los celos entre hermanos son algo malo, que ha de evitarse y que tu hijo no debe sentir, puedes actuar de modo contraproducente y provocar el efecto contrario.

Los celos entre hermanos son una emoción

Vale, la vida sería más cómoda sin celos, sin miedo, sin tristeza, sin enfados… Tal vez más cómoda, pero también menos eficaz. Los psicólogos no nos cansamos de repetir que las emociones incómodas son importantísimas en el ser humano y haríamos bien en aumentar nuestra capacidad de estar con ellas cuando aparezcan, así como de permitir que los demás las sientan.

Los celos entre hermanos son una emoción desagradable, pero, al fin y al cabo, una emoción. Poder decirle a tu hijo “cariño, lo que sientes se llama celos, yo también los tuve cuando era pequeño, es normal, es duro para ti, pero te ayudaremos a pasarlos” es el mejor regalo que puedes hacer a tu hijo cuando los atraviesa. Decirle, sin embargo, “eres un celoso, deberías alegrarte de tener un hermanito, tienes que quererle”, es desconsiderado con el niño, no atiende a sus sentimientos, hace que se sienta malo por sentir cosas que simplemente no puede evitar sentir.

Otra cosa es la conducta

Por supuesto que debemos enseñar a nuestros hijos que no se pega o no se insulta. Igual que les enseñamos tantas cosas: a mirar antes de cruzar la calle, a hacer pipí antes de ir a la cama, a lavarse los dientes o a saludar. Si tu hijo pega, empuja o aprieta al bebé, entiéndelo como un esfuerzo inhábil de gestionar su miedo, su enfado, y enséñale a hacerlo mejor. Un psicólogo puede darte frases asertivas del tipo. “Cariño, veo que estás enfadado porque hemos tenido que cambiar el pañal de tu hermano a mitad de juego y cortar lo bien que nos lo estábamos pasando, es muy normal que te de rabia, pero no se le puede pegar a un bebé, le podemos hacer daño; la próxima vez me dices en voz alta la rabia que te da”.

Las regresiones

Olvídate de expresiones antiguas como “lo hace para llamar la atención, te tiene tomada la medida, etc…”. Es frecuente que los niños tengan regresiones cuando llega un hermanito.

¿Qué es una regresión infantil?

Cuando el niño que ya sabía hacer algo y tenía una conducta consolidada, deja de hacerla: no quiere dormir solo en su cama, se vuelve a hacer pipí, habla como un bebé, necesita estar jugando todo el rato a tu lado, siente de nuevo ansiedad de separación, quiere que le den de comer en lugar de comer solo. Lo único que te dicen estas conductas es que está tenso y tiene miedo, que está en alerta, que tiene dudas sobre el papel que ocupa dentro del nuevo sistema, un sistema que es lo más importante para él: su familia.

Ahora te quiero, luego te odio

Los sentimientos encontrados son muy frecuentes entre hermanos, sobre todo cuando el pequeño gatea y comienza a destrozar las torres que había construido su hermano mayor. Es fácil atravesar fases de ternura entreveradas en pocos minutos con odio enconado. Siempre hay una razón. Las cosas no suceden por que sí. Imagina cómo debe ser de difícil para tu hijo entender que a veces se comería a su hermano a besos y otros querría hacerle daño: si no entiende que esta ambivalencia es normal, sufrirá, porque se sentirá malo cuando quiere hacerle daño; si entiende que en normal sentirla, crecerá con más autoestima y menos ansiedad.El mismo no entiende los celos entre hermanos que siente,

Cómo prevenir los celos entre hermanos

Como en casi todo, lo más importante es la prevención. Sabiendo lo anterior, puedes diseñar la llegada del nuevo hermano de una manera diferente. Cambia lo mínimo. Piensa en cambios innecesarios que pensabas llevar a cabo en ese momento, como cambiarlo de cama, o de cuarto, o empezar una nueva actividad extraescolar… y déjalo para más adelante. Cuantos menos cambios vea, mejor: reducirá en cierta medida los celos entre hermanos. Atiéndele en todo lo que puedas.

Ya lo sabemos, estás sin fuerzas, con un cansancio que te supera, ya seas el papá o la mamá: pide ayuda para lo logístico y atiende a tu hijo como antes, hazle el mismo caso que antes, sobre todo al principio, cuando el nivel de alerta de tu hijo mayor es más alto. Una idea para ello es hacer las cosas juntos, aunque suponga más estrés: es decir, contar con el hermano mayor para bañar al pequeño contigo, para poderlo al pecho y reírse juntos de cómo de queda dormido o cómo succiona, o que te ayude a sostener el biberón.

Es todo como un juego nuevo, en el que tú estás dentro, cómo siempre: ésa es la impresión que debes transmitirle a tu hijo. Pero tampoco le hagas tratos de favor por ser el mayor, porque se consolidan dinámicas de diferencias entre hermanos.

Tratamiento psicológico de los celos infantiles

Si los celos de tu hijo crees que se han desbordado y no sabes cómo gestionarlo; si la situación se te ha enquistado y le hacen sufrir, pide ayuda a psicólogos para cortar dinámicas de relación entre ellos que luego pueden perdurar en el tiempo y convertirse en una forma de relacionarse.

Ana Borja Royo

Psicóloga infanto-juvenil

 

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