DEPRESIÓN

16 abril 2018

¿Qué hacer cuando estás en duelo?

Los seres humanos nos organizamos cognitiva y emocionalmente en función de nuestros puntos de referencia y de nuestros afectos.

Pese a la impermanencia inherente a la vida, las personas contamos con las cosas que tenemos, con las personas con las que convivimos, con las profesiones que desarrollamos y con las que nos identificamos; tendemos a trazar un mapa mental que nos orienta en función de todo ello. Por eso perder, no sólo duele, sino que desorienta y genera angustia. La pérdida nos obliga a replantear nuestros pasos sin esos apoyos, sin esas rutinas, sin esos afectos.

Las emociones dolorosas en el duelo

Cuando perdemos algo o alguien tan importante para nosotros, afloran todo tipo de emociones que, tradicionalmente, han sido llamadas negativas. A menudo aparecen de forma abrupta e incluso contradictoria. Podemos sentir pena y enfado al mismo tiempo, desesperación e incredulidad, rabia y culpa…

Estas emociones dolorosas pueden llevarnos a llorar, a desgañitarnos, a recriminar, a aislarnos. El momento de doler, es ahora.

Emociones negativas

Nuestra sociedad parece sentir miedo o rechazo ante las emociones llamadas negativas. En ocasiones la gente parece pensar que llevar bien un duelo es superarlo pronto, es decir, llorar poco, mostrarnos enteros, no dejar de hacer cosas. Sin embargo, llorar y sentirse mal no es negativo. Debemos dar por válidos todos aquellos sentimientos que experimentemos, pues nos están ayudando a gestionar el nuevo paisaje tras la pérdida. Las emociones dolorosas se llaman negativas no porque sean malas o inadecuadas, sino porque son dolorosas, desagradables. Pero cumplen funciones muy importantes, y no sólo en el duelo, sino en nuestro día a día como personas. Por eso las personas, en ocasiones, se sienten más cómodas hablando de sus emociones incómodas con un psicólogo que con un conocido, porque tal vez en su entorno no encuentren que sus emociones están siendo acogidas y validadas, aceptadas.

Emociones contraditorias: duelos complicados

Si has perdido a alguien, permítete sentir lo que sea que sientes, dalo por válido y aceptable. En ocasiones nos enfadamos con las personas que hemos perdido porque teníamos problemas con ellas y no los hemos podido resolver en vida; esto genera mucha tensión y este estrés ha de salir y manifestarse. En otras ocasiones el duelo nos provoca sensaciones de culpa por algo que hicimos o no hicimos, y esta circunstancia también genera un malestar añadido, malestar que también ha de encontrar su vía y su cauce de manifestación.

Cuando tenemos cuentas pendientes con la persona fallecida, el duelo puede complicarse y puede requerir ayuda de un psicólogo. Si, por ejemplo, una parte de nosotros se alivia por la muerte de un ser querido tras una larga agonía, o si estamos enfadados porque la muerte ha sido voluntaria, o si estábamos enfadados con la persona que ha muerto  y no lo hemos podido resolver en vida… estos sentimientos pueden ser difíciles de resolver y necesitar ayuda de psicólogos.

La necesidad de atender las necesidades básicas

Afrontar un duelo es difícil. Aunque estamos biológicamente preparados para afrontar la muerte y la pérdida, como no puede ser de otro modo dado lo efímero y lo impermanente de la vida, resulta un esfuerzo emocional grande. Por eso es importante, en cuanto sea posible, procurar comer lo suficiente, beber y dormir. Son necesidades básicas a las que debemos atender. Las rutinas habituales pueden ayudarnos a mantener una estructura que nos sotenga y nos permita afrontar el proceso.

La distracción

Aunque hayamos de atender las emociones dolorosas que nos van a surgir a cada paso, a cada recuerdo, a cada gestión tras la pérdida, a cada fecha señalada… también es importante intentar desconectar de vez en cuando, dejarse cuidar, estar distraído aunque sea por momentos. Hundirnos en la espiral del dolor a fondo perdido, sin posibilidad de agarrarse a momentos neutros, complicará nuestro proceso. Así que procura realizar algunas actividades que hacías antes.

Los familiares del doliente

Si estás ante alguien que ha perdido a un ser querido, no le apremies a sentirse bien, deja que siga su ritmo y procese su duelo. Escúchale, no intentes que se sienta mejor superficialmente. Es normal que no pueda pensar en otra cosa, es normal que no pueda parar de hablar del tema, es normal que se desespere. Muéstrale que estás ahí, que vas a acoger sus emociones, que puedes sentirte cómodo mientras se siente mal. Intenta también alguna propuesta de desconexión o distracción mínima. Ocúpate que tenga de comer y de beber cosas sencillas.

Los psicólogos, ¿deben hacer terapia para el duelo?

Los psicólogos no solemos intervenir en un proceso de duelo. En algunas ocasiones es, incluso, contraproducente hacerlo. Puede hacerlo un acompañamiento psicológico para asegurarse que todo discurre por un cauce normal, pero no una intervención psicológica propiamente dicha. Pero sí, es necesario hacer terapia psicológica cuando se produce el llamado duelo complicado (o no resuelto) o el duelo psiquiátrico.

El duelo complicado o no resuelto

El duelo complicado o no resuelto es aquel en el que se producen manifestaciones excesivas o atípicas de dolor, o ausencia de manifestaciones de pesar. Puede ser de los siguientes tipos: duelo ausente, retardado, inhibido crónico… pero también duelo no resuelto, duelo intensificado o duelo enmascarado.

El duelo psiquiátrico

El duelo psiquiátrico es aquel durante el que se produce la aparición de un verdadero trastorno psiquiátrico, cumpliendo todos los criterios para su diagnóstico: depresión mayor, trastorno de ansiedad, etc; trastornos que es necesario abordar por sí mismos por un psicólogos y/o por un psiquiatra.

Si crees que tú o un familiar o amigo necesita ayuda durante un duelo complicado, no dudes en acudir a un psicólogo que pueda evaluar la situación.

Mª José Miguel

Psicóloga

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