6 marzo 2017
Definiendo mindfulness o atención plena
En esta nueva entrada dedicada a las llamadas Terapias de Tercera Generación en psicología, queremos prestar especial atención a comprender en qué consiste Mindfulness o atención plena ya que, como sabéis, es un elemento central dentro de esta nueva ola de terapias psicológicas.
Como ya apuntamos en posts anteriores, mindfulness es una técnica de meditación basada en la atención plena que se remonta a las técnicas meditativas orientales que se practican desde hace 2500 años.
La investigación de la atención plena por parte de la psicología científica
Mindfulness (o atención plena) ganó gran popularidad en los ámbitos académicos de la psicología gracias a los buenos resultados que John Kabat Zinn obtuvo en los años 70 con su programa sobre la reducción del estrés basado en técnicas meditativas.
Por este motivo, a partir de 2002, numerosos autores, entre ellos Bishop, Brown y Ryan, dedicaron sus esfuerzos a unificar la definición de mindfulness o atención plena para, así, poder estudiarla científicamente. Uno de los resultados más interesantes fue la conclusión de que esta atención plena no es algo que pueda conseguirse exclusivamente mediante la meditación, sino que es una capacidad innata del ser humano, es decir, que hay personas que pueden conseguir estados de conciencia plena sin meditar, siendo esta capacidad un rasgo de personalidad; a la par, esta atención plena se puede entrenar mediante la meditación, siendo pues también un estado que se puede alcanzar con la práctica. Aunque se sigue investigando y debatiendo sobre este tema, la atención plena podría ser, pues, tanto un rasgo como un estado en los seres humanos.
En qué consiste la atención plena o mindfulness
La atención plena tiene varios componentes. Uno de ellos es la habilidad de saber atender al momento presente tanto interno como externo, es decir, focalizar la atención aquí y ahora en lugar de estar rumiando sobre cosas pasadas o temiendo y proyectando cosas futuras. Es un hecho que, a muchos de nosotros, la atención se nos va hacia lo que ha pasado, hacia el problema que tuvimos con tal persona o hacia lo poco competentes que estuvimos en determinada situación. También es un fenómeno humano universal dirigir la atención hacia el futuro, en ocasiones a través de preocupaciones o temores por lo que puede ocurrir. Como ser humano que eres, seguramente te veas identificado con estas tendencias. Observarlas y aceptarlas con respetob es un primer paso, es decir, saber que están ahí. Luchar contra esos recuerdos, reproches o preocupaciones no suele funcionar, sino que genera efecto rebote y malestar o baja autoestima por no conseguirlo. El mindfulness o conciencia plena tiene como componente el ayudarnos a entrenar nuestra atención hacia el presente para reducir esta tendencia a rememorar o proyectar. Siempre desde el máximo respeto a nosotros mismos.
Un segundo componente del mindfulness, a colación de lo que acabamos de decir, es el abrirse a lo que ocurre dentro o fuera de nosotros sin juzgarlo en base a nuestras creencias, es decir, el aceptar los aspectos positivos, pero también negativos que tiene la vida, en lugar de dirigirse siempre hacia evitar las experiencias negativas; y dejar pasar los pensamientos o emociones negativos sin obsesionarse por eliminarlos. Atención plena es, pues, aceptar esas rumiaciones y preocupaciones, por un lado, y a la vez, redirigir la atención hacia el presente.
Por qué funciona el mindfulness en el tratamiento psicológico
Una de las variables por las cuales mindfulness ayuda a superar problemas psicológicos es porque supone una magnifica técnica de exposición a situaciones o sensaciones temidas en un contexto de seguridad. Esta exposición, como bien sabemos los psicólogos, va desensibilizando y atenuando progresivamente las respuestas de ansiedad y reduciendo las conductas evitativas.
Un segundo elemento por el que mindfulness ayuda en la consulta de un psicólogo es porque mejora las habilidades de auto-observación y, por lo tanto, redunda en el autocuidado, favoreciendo que las personas elijan aquellas conductas que son más afines a sus propias necesidades y valores. Esto no saca del piloto automático en el que vivimos con frecuencia, que nos lleva a hacer cosas que acaban perjudicándonos.
Un tercer componente fundamental de la atención plena es la aceptación. La aceptación nos saca de la reacción automática que nos lleva a rechazar lo negativo. En ocasiones, rechazar sensaciones negativas puede acarrear problemas psicológicos: fobias debilitantes, duelos retardados, adicciones, etc… De hecho, una gran cantidad de problemas psicológicos están producidos por los intentos desesperados que las personas hacen para eliminar o reducir un malestar, intentos que, a largo plazo, no resuelven el problema sino que aumentan el malestar y generan otro tipo de consecuencias: hipocondría, dependencia, ciclos obsesivo-compulsivos, etc…
Mindulness o meditación, ¿es relajación?
La relación entre la atención plena y la relajación es compleja. Empecemos por decir que el fin de practicar mindfulness o atención plena no es la relajación, aunque es cierto que la práctica prolongada puede producir relajación, por ello mindfulness se utiliza también para reducir el estrés. Es importante saber que, en ocasiones, el objetivo de una práctica concreta de atención plena es contemplar algunos fenómenos mentales y corporales que son incómodos, como la ansiedad, el miedo, la culpabilidad, etc…, es decir, en ocasiones, a través de, por ejemplo, la técnica de la meditación en las emociones, se busca, precisamente, adentrarse en la emoción de forma segura para observarla en toda su complejidad y resolverla. En este sentido, mindfulness no provocaría relajación, sino claridad sobre los diversos aspectos de un problema que tenemos.
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