
Cómo comunicarles el fallecimiento de un ser querido
Solemos alejar a los niños y a las niñas del entorno de la muerte pensando que así no sufrirán tanto, o esperando de alguna manera que “no se enteren” y así evitarles el sufrimiento. Estos son algunos de los mitos más comunes a la hora de manejar el duelo en estas edades:
Mitos comunes sobre el duelo infantil
«Las niñas y los niños no se dan cuenta de lo que sucede tras la pérdida de un ser querido»
Está demostrado que se dan perfecta cuenta de la muerte. Cuando muere alguien que es significativo para ellas y ellos, se dan cuenta de los cambios que suceden a su alrededor y también de los cambios que ven en los seres queridos más cercanos. Habrá situaciones significativas en las que la persona fallecida ya no esté y en las que el entorno reaccionará con tristeza. Los niños y niñas son muy perceptivos a las señales no verbales de los adultos: gestos, tono de voz, etc… Aunque intentemos disimular, pueden percibir la incoherencia entre lo que decimos y lo que sentimos.
«Las niñas y los niños no elaboran el duelo»
Aunque lo manifiestan de una manera distinta a las personas adultas, elaboran igualmente el duelo y lo expresan de formas distintas dependiendo de su edad. Los adolescentes tienen un duelo bastante parecido al de los adultos, aunque pueden reaccionar evitando compartir sus emociones, para no sentirse “diferentes” a los demás. Los niños y niñas pueden tener una expresión emocional más fluctuante, y en ocasiones parecen estar más enfadados y tienen conductas agresivas.
«Debemos protegerlos para que no sientan dolor y sufrimiento, por lo que es mejor disimular y no mostrar nuestro dolor»
Cuando hay una pérdida significativa no hay nada que les pueda evitar el dolor y el sufrimiento. Y, si además, se les excluye de esta experiencia, evitamos que desarrollen las habilidades necesarias para afrontar estas situaciones (hacer real la pérdida, identificar las emociones, habilidades sociales para expresar sus sentimientos negativos, reelaborar y adaptarse a la nueva situación…) que, inevitablemente, van a suceder a lo largo de su vida.
Por otro lado, si hacemos esto, les enseñamos que ocultar los sentimientos es una buena idea y esto no hará otra cosa que complicar el proceso.
La mejor manera de protegerlos es comunicárselo con un lenguaje adecuado a su edad, incluirlos en las actividades familiares y darles espacio para que se expresen, compartan emociones y rituales… siempre acompañados por una persona adulta.
«En la infancia no se comprenden los rituales y además les pueden traumatizar, por lo que es mejor que no asistan a ellos»
Acudir a los funerales y/o el tanatorio ayuda a los niños y las niñas a hacer real la muerte del ser querido y sentir que su dolor es igual de importante que el del resto de la familia.
A partir de qué edad es aconsejable dejar a los niños y niñas ir a un funeral
A partir de los 6 años podemos ofrecerles la posibilidad de acudir, y si deciden que sí, siempre lo harán acompañados por una persona muy cercana que les ha de explicar que es lo que va a suceder y que aclare las dudas que van a ir preguntando durante el proceso.
Cómo comunicar la pérdida
Cuando nos planteamos comunicar a un niño o niña la pérdida de un ser querido, es importante determinar quién, cuándo, dónde y cómo lo va a hacer; qué comunicar y también evitar expresiones que no ayudan (Poch y Herrero, 2003):
Quién debe hablar al niño o niña sobre la pérdida
Debería comunicarlo el padre, madre o familiar más cercano. Si no pudiera ser así, la persona más cercana o significativa para el niño o la niña. Cuanto más cercana sea la persona, más cómoda se sentirá para poder expresar sus sentimientos y emociones, además de más apoyada.
Cuándo comunicarle al niño o niña ese fallecimiento
Inmediatamente o lo antes posible una vez ocurrido el fallecimiento. Si nos enfrentamos a una enfermedad larga de algún familiar también es adecuado ser honestos y claros sobre la situación. Ser específicos, clarificar las dudas e incluirlos también en el proceso, les ayudará a afrontar las diferentes etapas de la enfremedad.
Dónde darle la noticia sobre la muerte
En un lugar tranquilo y conocido para el niño o la niña. Tenemos que intentar ser claros y evitar eufemismos como “se fue a un sitio mejor”, además de utilizar un tono de voz cálido y un contacto físico apropiado.
Hay que interesarse por sus dudas y por sus sentimientos.
Qué decirle a una niña o un niño que ha perdido a un ser querido
Cuando se lo comunicamos, y aunque sea muy duro, hay que explicarles que la muerte es universal y sobre todo asegurarse de que no se sientan culpables. También es importante que seáis coherentes con las creencias familiares.
Cómo no comunicarle la mala noticia
Términos como “se ha quedado dormido” en lugar de “se ha muerto” pueden hacer que el niño o la niña tema marcharse a dormir pues puede sentir que si se duerme no se despertará más.
Del mismo modo “nos ha dejado” o “se ha ido” tampoco son una buena idea, ya que esto puede determinar que teman cualquier tipo de separación, aunque sea temporal.
En la próxima entrada de nuestro blog os informaremos sobre cómo ayudarles a elaborar el proceso de duelo una vez que ya les habéis comunicado la noticia.
ÁREA DE PSICOLOGÍA INFANTO JUVENIL
ANA BORJA ROYO
ROSA MONTESINOS
Psicóloga infanto-juvenil
Mediadora Familiar
Psicóloga infanto-juvenil
Terapeuta Familiar
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